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domingo, 11 de noviembre de 2012

Kiss my ass!

 Y un día, volví. Escondida en el inframundo de la realidad, volví a estos sitios para volver a molestar a quien lea este espacio.
 El escritorio de Blogger me comunica que el 19 de julio fue mi última publicación... Un tiempito, ¿no? Para ser franca, varios factores ocurrieron para que mi ausencia fuera tan prolongada. Lo que es cierto es que desde aquella fecha pasaron muchas cosas, como nos sucede a todos. Pero no volví para contar el pasado, volví para... para... en realidad, estoy acá simplemente porque es una excusa para no hacer la tarea... además que me daba vergüenza tener este espacio tan abandonado.
 Aquí vamos: el miércoles tuve la fortuna de estar en el estadio Antonio Vespucio Liberti, y digo "fortuna" no  precisamente por estar en ese estadio (ya que lo detesto) si no para vivir otra jornada de rock, en este caso para disfrutar de Kiss. Antes de conocerlos, tenía prejuicios, como todo el mundo tiene ante algo desconocido aunque lo nieguen. Yo solía pensar que era una banda sumamente comercial, y que no les importaba para nada los fans, que lo único que querían era dinero y más dinero. Bueno, en parte es cierto, pero lo que aprendí en este poco tiempo, es que no es tan así. En verdad, ellos le dan mucha importancia a los fans. Le dedican mucho tiempo a estar con ellos, tener la delicadeza de charlar con ellos, sacarse fotos, hacer concursos, regalarles cosas, tocar acústicos, etc. Y actualmente son contadas con los dedos de las manos las bandas que hacen eso, y menos las bandas de tal envergadura. Lo cual es para destacar, porque no tienen ninguna obligación de hacerlo, y menos siendo una banda leyenda. Y como leyenda que son, dieron un show estupendo. Más allá de los detalles de las voces de Paul o Gene, que es totalmente entendible, el show que dan les patea el culo a cuanta cabeza los este observando. Es algo sublime. Es una combinación de fuegos artificiales, luces, humo, fuego, chipas, pantallas enormes, más luces, maquillaje, vestuario, escenografía, sangre, más fuego, algún que otro chiste de la mano de Paul (ahora todos sabemos que le gustan los traseros femeninos -solo para entendidos-), y sobre todo rock!

Ahora, me espera Slashito en el Estadio Malvinas, así que el tren del rock hace una parada el sábado en la estación Arata para seguir rockeando!! 

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