Si hablamos de recitales, también tengo que hablar del 25 de noviembre. Estadio Obras. El marco era bastante alentador. Noviembre fue un caos en el colegio, pruebas de acá, trabajos prácticos de allá. Todos los profesores buscando darnos con un caño en el último mes del año, ¿Por qué? Porque no hacen nada durante todo el año y planean resolverlo sobre la marcha, típico de argentino: hacer todo a último momento ¿Consecuencia? Andar a las corridas ¿Consecuencia? Estrés. La gente se enferma, el dólar cae, y yo me voy otra vez por las ramas. Retomando, fue un mes complicado, además las ganas que terminen las clases aumentaba cada minuto y con eso mi humor decaía cada vez más (llámese tolerancia, ganas de meter una bomba en el colegio, esas cosas, ¿vio?) La semana de las integradoras, fue esa semana del 25, que da más miedo la palabra “integradora” que la prueba en sí... porque la verdad son bastante fáciles. El 25, se terminaban las integradoras, ese día tocaba la de geografía... ¿Qué mejor que un recital a la noche para pasarla genial y festejar que ya se terminó todo?
Así fue, el mejor recital de Rata Blanca que vi en mi vida. De las 5 veces que los vi, indudablemente esta fue la mejor. Increíblemente, son capaces de superarse, tocando cada día mejor. Sacando a la luz canciones viejas que jamás pensé que iba a ver en vivo. Son tan simples y lo que hacen es tan complicado... Una calidad de músicos que parece importada. Tal vez suene medio denso decir que ya los fui a ver 5 veces, pero la verdad, que estando ahí, no se nota. Estando ahí uno quiere quedarse para siempre. Quiere que jamás lo pellizquen para despertarse de ese sueño. Por eso, sigo diciendo que Rata es el orgullo nacional... teniéndolos, estoy orgullosa de que sean argentinos. Gracias una vez más, por todo lo que son y todo lo que hacen. Gracias ♥
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