Al final, esta semana terminó excelente. Empezó mal, con días muy grises para mí (y no estoy hablando del tiempo). Muchas lágrimas derramadas, hasta que al final, una alegría inmensa del saber que podía lograrlo. Es que yo tengo una filosofía de vida, en la cual, yo pienso que todo lo que deseo realmente en la vida se me puede cumplir si le pongo garra, empeño y perseverancia. Todo es posible si uno realmente así lo desea...
Se que a veces puedo parecer muy caprichosa por el hecho de que quiero ir a muchos recitales, soy insistente en cuanto a las entradas... Pero la verdad, es que no es así, porque descubrí que los recitales me hacen muy feliz, es algo que no se puede medir con las palabras. Y si o sí tenía que ir a este recital.... primero porque me encanta Pink Floyd, no soy super fanática de saberme todas sus letras, o saber la biografía de ellos. Es más, considero que todavía debo aprender mucho más, es que solamente cada vez que los escucho mi mente se transporta a un mundo hermoso... Sus melodías son increíbles y además, The Wall es una de mis obras favoritas, y no se si Rogelio va a seguir haciéndolo. Así que era indispensable ir.
Cuando Mario dijo que se agregaba una función más, vi una luz a lo largo del camino y dije: "Esta es mi oportunidad, la tengo que aprovechar, gracias Dios me escuchaste!"... Y así fue, la aprovechamos y acá están:
Ahora, sólo resta esperar... Mientras, una canción de otro planeta:
No hay comentarios:
Publicar un comentario